Reflexiones sobre el I Encuentro de Mujeres Ciclistas
Reflexiones sobre el I Encuentro de Mujeres Ciclistas
El sábado 29 de abril el ciclismo en femenino vivió un antes y un después. El I Encuentro de Mujeres Ciclistas, coordinado por las Bielas Salvajes, reunió a un centenar de mujeres empoderadas y bici-bles de este y del otro lado del Atlántico, en el acto de mayor afluencia de todos los celebrados durante el XIV Congreso Ibérico la bicicleta y la ciudad.
En la primera sesión Una de las nuestras, Belén Calahorro de ConBici, Isabel Porras, de Santa Cleta en Sevilla y Ángela van der Kloof, de Mobycon en Países Bajos, contaron sus múltiples experiencias enseñando a otras mujeres a circular y vivir en bicicleta. A hacerse libres y visibles. Nos explicaron cómo estas alumnas experimentan un proceso de aprender a confiar en ellas mismas, sintiendo el equilibrio y la capacidad motriz, empoderándose.
Posteriormente, en la mesa de colectivos, fueron expuestos los proyectos de Ciclomecánicas, de la primera directiva del Club Ciclista de Majadahonda, de Bizikume desde Pamplona, de Andrea María Navarrete, de Mujeres Bici-bles en Latinoamérica, y de Vélo Cuba. Todas bajo la coordinación y traducción simultánea de Las Bielas Salvajes. Mujeres mecánicas, mujeres valientes, mujeres que van en bici por el mundo entero.
Las fantásticas Cicliques de Barcelona cerraron la mesa con una exposición en forma de performance inolvidable, y pudimos ver a Teresa Artigas, Concejala de medio ambiente y movilidad en el Ayuntamiento de Zaragoza, tomando notas entre el público, y escuchando las experiencias de todas las asistentes, discretamente. Es una realidad lamentable que haya que agradecer esta actitud. Desde el absoluto respeto, trabajó, participó y atendió, sin necesidad de contarnos su compromiso por la movilidad, las mujeres y el medio ambiente en Zaragoza, porque su propio trabajo lo estaba evidenciando, un sábado de puente por la tarde. Sin ocupar media hora del escaso tiempo que tuvimos en un discurso político.
Las mujeres no somos un colectivo en riesgo de exclusión, somos el 50% de la población mundial, y a menudo necesitamos un espacio en el que encontrarnos y reconocernos. Todos los colectivos son libres de hacer lo mismo, y de hecho lo hacen sin ser juzgados. Mucho ha dado que hablar que no pudieran inscribirse hombres a este encuentro. Lo verdaderamente duro es que fuera necesario. Varias de las ciclistas asistentes reconocieron atreverse a hablar y participar gracias a la intimidad y cercanía del acto, por reconocerlo como un espacio seguro.
Al conocer esta restricción, fuimos de las primeras en desaprobarla. Pensábamos que debía ser un espacio abierto, donde cupiera todo. Hasta que estuvimos dentro de la sala Mariano Gracia del Auditorio de Zaragoza no llegamos a comprender lo necesario que era este encuentro, en esas condiciones.
Bicicleta tiene nombre de mujer y las formas de hacer de las mujeres son diferentes. Es algo que se evidencia en este tipo de citas. Por desgracia, también se evidencia que son tantos los siglos de atemorizarnos que muchas de nosotras seguimos aterrorizadas, incluso en espacios donde los hombres que nos rodean son feministas.
No nos gustaría que ninguna persona se sintiera excluida de nuestro encuentro y nuestras reflexiones. Es más, creemos que es urgente difundirlas. Por ello mismo, expondremos las conclusiones que extrajimos y tratamos de irlas retransmitiendo en directo por redes sociales. Nosotras también nos sentimos comprometidas con los objetivos de ConBici, y ninguna de nosotras pidió entrar en su asamblea del día 30 porque no somos integrantes de ConBici. Simplemente, ni siquiera se le ocurrió a nadie pedirlo, ¿por qué un encuentro entre mujeres no puede verse de igual manera?.
Tenemos otros ritmos y otros talantes, tenemos cuidado, tenemos amor. Así nos pusimos de acuerdo. Así Pascuala, de BiciWomen, nos contó que salen por Lorca y su huerta en tacones y a los pedales, porque así es como visten ellas y así les gusta hacerlo. Montan en bicicleta para escuchar a poetas y pintoras que las reciben en sus casas, las mañanas del último domingo de cada mes. Así escuchamos testimonios de mujeres libres que habían encontrado su camino a recorrer sobre ruedas, quizá porque son demasiado para ir solamente a pie. Sus talentos exigen mayor velocidad. Necesitan ser su propia capacidad motriz, y van por delante.
Hemos tenido la suerte de ser parte del equipo de comunicación de La Ciudad De Las Bicis, que se ha celebrado del 27 al 30 de abril en Zaragoza. Hemos crecido mucho como profesionales y como personas, como mujeres, y por ello, estamos agradecidas a todas las personas que lo han hecho posible. Pero de las casi cien noticias que ha generado #LaCiudadDeLasBicis, no llegan a cinco las que hablan del I Encuentro de Mujeres Ciclistas.
Allí se ha sembrado una semilla que seguiremos regando: un mapa colaborativo, propuesto por Santa Cleta, la guía Mujer y Bicicleta de CDAMAZ, Biblioteca y centro de documentación especializado en Medio Ambiente del Ayuntamiento de Zaragoza, un próximo encuentro en el siguiente congreso de ConBici como tarde, y múltiples salidas a pedalear.
En el encuentro, antes de darnos cuenta, se nos acabó el tiempo. No están siquiera reflejadas en esta entrada todas las mujeres que asistieron, mucho menos, todas las que habrían querido asistir o las que nos siguieron en la distancia con mensajes de aliento. Decidimos trabajar en red y sobre ruedas, decidimos hacernos bici-bles y libres, decidimos seguir ayudándonos unas a otras y estar juntas, contra nada, solamente juntas y rodando con nuestras formas de mujer. Fue un encuentro increíble y empoderante que todas recordaremos y que traerá muchos nuevos proyectos, estamos seguras.
El I Encuentro de Mujeres Ciclistas ha tenido lugar en Zaragoza y tenemos un sueño, que muy pronto nunca más sea necesario un Encuentro de Mujeres Ciclistas con acceso restringido en ningún rincón del mundo. Porque no habrá ninguna mujer que lo necesite, ninguna amenazada, violada, o abusada, ninguna insultada, ni oprimida o mutilada. Ninguna que lo demande para no sentir miedo, temor o vergüenza.
Ese día, señores, dejaremos de celebrar encuentros de mujeres a puerta cerrada. Hasta entonces, si queréis aportar algo, sois libres de difundir estos contenidos.